En nuestra primera sesión, me explicas tu situación y empezamos a conocernos. Identificamos aquello que quieres trabajar y entre las dos, trazamos un plan de acción y acordamos tanto objetivos como las veces que vamos a vernos por mes. 

Dependiendo de tus posibilidades y necesidades, vemos si una vez cada dos semanas es suficiente, o empezamos con una sesión semanal y luego ya vamos espaciando. 

Aunque las sesiones individuales no son un programa con principio y fin, mi objetivo es que te conozcas, que te entiendas y aprendas a integrar las herramientas que te enseño de una manera autónoma. Por eso, aunque esto depende de tu progreso y no hay una ‘buena o mala’ fecha para esto, mi intención nunca será que tu proceso conmigo se alargue más de unos meses.